lunes, 5 de abril de 2010

CUMPLÍ 22 AÑOS Y CONTINÚO PELEANDO CON LOS CONFORMISTAS, CON LOS AFORTUNADOS, CON LOS CONFORMISTAS, ÉSTE POST ES PARA ELLOS.


Siento picazón en el cuerpo cada vez que alguien se alegra porque llueve, siento picazón en el cuerpo cada vez que necesito que llueva y no ocurre, siento picazón porque en ese momento está quién me dice que el clima está bien tal como está. Pobre atmósfera, pobres mamíferos, pobres células mitocondriales, pues unos están alegres porque no puedan respirar. Lo siento atmósfera, tu planeta está lleno de humanos que no te quieren, yo te quiero.

Dicen que estamos imposibilitados físicamente para tenerlo todo al tiempo, quizás sea porque sólo contamos con 5 dedos en cada mano o porque simplemente no somos capaces de tenerlo todo al tiempo, el tiempo hace parte del problema, no nuestra manos, algunos ni siquiera tienen los 10 dedos. Todo esto es corolario de tener sed, tener hambre, tener un vaso con agua o de agua y tener un croissant recién salido del horno (seguramente de una panadería cualquiera), pero luego de tomar dicha agua y de comer dicho pan, quedamos con hambre y con sed, porque de alguna irónica y desconcertante manera, el vaso queda vacío, el vaso queda lleno de aire y después de unos segundos se rompe. Del croissant sólo quedan las migajas y la horrible sensación de haber perdido el tiempo y el dinero, porque contrario a todas las afirmaciones de los destinatarios de éste post: NO HAY NADA FÁCIL, NO HAY NADA GRATIS, respirar cuesta y es complicado y contraproducente.

Será que tenerlo todo duele? Muy seguramente, porque no tenerlo también duele demasiado. De todas formas, hoy hago pública mi actuación militante de un partido antijurídico que lucha por la abundancia, por los excesos, por lo que siempre está demás, además. Y aunque no pretenda eliminar a las migajas, a las esquinas, a los pedazos despedazados de aire, si pretendo entregarme en cuerpo y alma a esa lucha, porque como todas mis luchas, son una guerra en sí mismas, contra todo y contra nada, con la única diferencia que ya no peleo contra mí, hoy peleo contra ustedes, contra los que intentan apaciguar mis ganas de olas engreídas, de montañas resbalosas, y con mis ganas de él, las mismas que me acosan todos los días.

A veces, la oleada de cosas sucesivas, producen algo peor que pesadez estomacal, algo peor que el beberse 5 jarras de lúpulo en menos de 50 minutos, pesadez, llenura. Sin embargo, mientras pensamos en lo mal que se siente nuestro estómago, podemos percibir que adentro no tenemos nada, si acaso aire, y el aire sólo pesa, es sólo peso, kilogramos, gramos, miligramos, mediciones sin convención convencionales. Y para los que se alegran con el peso, son oportunidades, sueños cumplidos, metas alcanzadas, cosas que en su devenir ya devinieron, y aquí, mis queridísimos señores, no ha llegado nada, nada.

Pero como ustedes pueden comprobar, mi política pública y privada es antijurídica, de manera tal, que las jarras de lúpulo seguirán aumentando con los segundos del tiempo, y los segundos del tiempo seguirán aumentando con la reproducción de mis células y ellas lo harán con cada frase que sea pronunciada inútilmente por ustedes, eso, hasta el momento en que ustedes acepten que no tenerlo todo es maravilloso y que luchar por tenerlo lo es aún más y que los que luchamos insaciablemente en esa guerra de kilogramos de vasos rotos, de agua y de pan, triunfamos todos los días de nuestras vidas, porque hoy no nos llenamos de aire, y mañana tampoco.

Bienaventurados los que tienen que comer, éste post es para ellos.

Andrea del Pilar Cubides.

1 comentario:

  1. Bueno, ahora que leo esto veo que el malestar es generacional... mis 22 años vieron llenarse el mismo balde de aguas sucias. Trato de rodearlo para poder verlo, merodearlo, circularlo... así la desazón se duerme mientras una atraviesa otros caminos intentando descifrar, participar...

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